El amaranto es un pseudocereal muy saludable y ampliamente utilizado en la cocina. Es uno de los cultivos más antiguos de América y probablemente de la humanidad, pues se han hallado vestigios arqueológicos en tumbas de la región andina que se remontan al año 4000 a.C. Mayas, incas y aztecas dedicaron amplios territorios a su cultivo.

En sus ceremonias sagradas, los pueblos prehispánicos mezclaban el amaranto con miel y formaban figuras de deidades. Esta práctica despertó el recelo de los primeros conquistadores, que llegaron por ello a prohibir el amaranto.
La extraordinaria composición del amaranto como dulce típico mexicano se traduce en una serie de beneficios para el bienestar y la salud.
1. AUMENTA EL RENDIMIENTO FÍSICO Y MENTAL
Se considera muy recomendable para personas que realicen un gran desgaste físico. Y también para estudiantes y otras personas que realizan actividades intelectuales.
Su bajo índice glucémico lo convierte en un buen alimento para el cerebro. Sus hidratos de carbono complejos, la fibra vegetal y sus proteínas contribuyen, en conjunto, a facilitar un suministro constante de glucosa a las neuronas.
2. AMIGO DEL CORAZÓN
Regula los niveles de colesterol sanguíneo impidiendo la reabsorción del colesterol que produce la bilis. El amaranto es más rico en grasas que la avena y estas son de gran calidad, principalmente poliinsaturadas. Por todo ello es un alimento cardiosaludable.
Además, posee compuestos fenólicos, de efecto antioxidante, y betasitosterol, que contribuye a disminuir el colesterol. Estos compuestos también son útiles en casos de hiperplasia benigna de la próstata.
3. HUESOS MÁS FUERTES
La combinación de calcio, magnesio y fósforo fortalece el sistema óseo y contribuye aproteger frente a la osteoporosis.